LA NARRATIVA DE FICCIÓN: NARRADOR EXTERNO E INTERNO

Fuente: Pixabay. Imagen con licencia Creative Commons

En la literatura actual, la forma que más éxito tiene es la prosa de ficción, que engloba todas aquellas obras narrativas que reflejan un mundo ficticio creado por la imaginación del autor o autora.
Este tipo de textos se identifica porque siempre interviene un narrador y unos personajes cuyo desarrollo en la historia harán que avance la trama principal así como las subtramas. Pero mejor pasemos a explicar uno a uno estos elementos:

  • El narrador. Es la persona que relata los hechos, presenta los personajes y conduce la acción. Se pueden diferenciar dos tipos de narrador: externo e interno
El primer tipo de narrador no participa en los hechos que narra. Es por ello que se expresa en tercera persona. Es muy frecuente que en este tipo de obras se trate de un narrador omnisciente, es decir, que lo sabe todo de los personajes.

"Cuando se aproximó a los vehículos llevaba el rifle descolgado a la altura de la cintura y con el seguro quitado. Se detuvo. Estudió el terreno y observó los vehículos. Estaban acribillados."
Cormac McCarthy, en No es país para viejos, editorial Debolsillo, 2008 

El narrador interno, sin embargo, participa en la historia como un personaje más y por ello se expresa en primera persona. De hecho, puede ser un testigo o incluso el protagonista de los hechos. En algunas obras narrativas contemporáneas como las conocidas como novelas "río" podemos comprobar cómo aparecen numerosos protagonistas (narradores internos) inmersos en diferentes historias que acabarán confluyendo en una única trama. La conocida obra de fantasía épica "Juego de Tronos" de Gorge R. R. Martin pertenece a este tipo de novelas.
 "Ahora el ataúd está cerrado, pero yo recuerdo la cara del muerto. La he retenido con tanta precisión que si miro hacia la pared veo los ojos abiertos, las mejillas estiradas y grises como la tierra húmeda, la lengua mordida a un lado de la boca. Esto me produce una ardorosa sensación de intranquilidad. Tal vez el pantalón no deje de apretarme nunca a un lado de la pierna"
Gabriel García Márquez, en La hojarasca, Grandes Autores, 1955
 

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